Icono de lupa

Buscar

Icono de lupa

Buscar


Opinión: Sistema de Banca para el Desarrollo

  • Casi la totalidad de los fondos originales que la ley destinó al SBD están colocados.

Por Jorge Vargas Cullel. El Sistema de Banca para el Desarrollo (SBD) fue creado en el 2008. Su misión es, en síntesis, la inclusión financiera y productiva de las micros, pequeñas y medianas empresas mediante el otorgamiento de financiamiento en condiciones favorables y la prestación de servicios no financieros de apoyo (capacitación y otros), pues no siempre una empresa requiere crédito para crecer y modernizarse.

Síntesis del Informe de la Comisión Evaluadora

Al cierre del 2021, el SBD representaba una pequeñita proporción de las colocaciones del sistema financiero nacional (un 2%), pero era el 28% del crédito otorgado en el nicho de las micros y pequeñas empresas. Ahí, pues, es un actor de peso. Desde un inicio, ha financiado a más de 60.000 empresas, de las cuales casi un 40% nunca antes habían recibido un crédito. Pese a su modestia comparativa, es la política de desarrollo productivo para la economía interna más importante del país, orientada a un sector empresarial poco atendido pero clave en la creación de trabajos.

El SBD es una de las pocas políticas públicas que por ley tienen un mecanismo de evaluación independiente para valorar si se cumplen los objetivos asignados. Formé, junto con otros colegas, parte de la comisión que recientemente publicó el III informe evaluador, que contiene un examen de la situación actual, perspectivas y desafíos del sistema.

Informe de la Comisión Evaluadora

Por el poco espacio que tengo, me interesa resaltar un punto en particular. Constatamos que casi la totalidad de los fondos originales que la ley destinó para el SBD están colocados. En diciembre del año pasado, solo ¢6 de cada ¢100 estaban disponibles para nuevos créditos y avales. Contrario a la leyenda urbana de que el sistema es como el personaje de Rico Mac Pato, sentado sobre montañas de plata ociosa, el problema del SBD es exactamente a la inversa: si no consigue nuevas fuentes de financiamiento, su crecimiento futuro será puramente vegetativo, basado en las recuperaciones de cartera. No es lo que el país necesita.

Hoy los desafíos del SBD son escalar para llegar a más mipymes y resolver problemas operativos que siguen siendo barreras para muchas empresas. Como política de Estado que es, su orientación estratégica no debiera ser afectada por los cambios de gobierno. Ojalá la nueva administración resista la tentación de ponerse a inventar el mundo, preserve las fortalezas del sistema y se concentre en afrontar los retos.

*El autor es sociólogo, director del Programa Estado de la Nación.

 

Artículos de interés

Ir al contenido